El edificio de DEWA el edificio gubernamental con certificación Platinum LEED más grande del mundo
Patricia Ruiz Islas
De una escala de ciento diez puntos, LEED —Liderazgo en Diseño Energético y Ambiental, por sus siglas en inglés— otorgó al edificio de DEWA noventa y ocho, lo que indica que es uno de los edificios con mayor eficiencia en el uso de energía y recursos de la región. LEED es un organismo desarrollado por el Consejo de la Construcción Verde de los Estados Unidos y su misión es marcar pautas y directrices a las construcciones de todo tipo que aspiren a ser consideradas como eficientes en el uso de energía y con menor impacto ambiental. Los criterios que emplea el organismo para certificar las construcciones cubren todo el espectro de la construcción: desde el impacto ambiental que causará la edificación que se inscriba para una certificación, que deberá de ser mínimo, pasando por la eficiencia en el uso del agua y la energía, hasta las fuentes de los materiales y la reducción al mínimo de desperdicios, terminando con la calidad del ambiente en interiores, esto es, acceso a la luz natural y a una buena calidad del aire. Con tantos detalles, no debe ser empresa fácil obtener una certificación y un puntaje tan alto. Sin embargo, a pesar de que se comenzó la construcción en 2010, no fue sino hasta 2011 que DEWA se decidió a impulsar la construcción ecológica y a ir por la certificación, tarea que no resultó sencilla al ser evidente la necesidad de integrar las estrategias de uso eficiente de agua y electricidad en el diseño. Las estrategias de LEED y de sustentabilidad fueron desarrolladas, integradas y manejadas por los ingenieros y consultores expertos en las normativas de LEED de la empresa Green Technologies FZCO, que ha laborado en la zona desde 1977 y que se especializa en mecánica y electricidad. Hacer la transición a una construcción verde no resultó barato, ya que los costos se elevaron casi un cincuenta por ciento por arriba de lo presupuestado; sin embargo, la actitud en DEWA es optimista, ya que se han percatado de que, una vez que se ha introducido la sustentabilidad, se hace no con las operaciones diarias en mente sino, por el contrario, con la mira puesta en el futuro, lo que solo puede significar que se siga dando impulso a construcciones de este tipo.
El notable edificio, de tres plantas de altura, se encuentra en Al Quoz, la zona industrial del emirato. Se construyó con los estándares de Edificación Verde de DEWA, con treinta y seis por ciento del total del material empleado en su construcción proveniente del reciclaje. El techo cuenta con doscientos veintidós paneles fotovoltaicos, con una capacidad de generación de energía de seiscientos sesenta kilowatts. Estos paneles se encuentran ubicados a dos metros por encima del techo con el fin de captar mejor la energía solar. El noventa por ciento del mismo es verde, es decir, está cubierto con plantas que ayudan a aislar térmicamente al edificio, lo que contribuye a disminuir el uso de electricidad para los sistemas de aire acondicionado y las plantas son regadas con las aguas negras que se generan en el edificio. Por cierto, la totalidad de estas aguas se tratan in situ hasta que alcanzan niveles óptimos de seguridad para ser utilizadas. Las aguas grises se tratan igualmente y se emplean en los sistemas de refrigeración y también en los sanitarios. Ambos sistemas, el que trata las aguas negras y el que trata las grises, son capaces de tratar, en conjunto, hasta cien metros cúbicos de agua al día.
Con este gesto, simbolizado por su edificio grandilocuente, DEWA busca inspirar a otros desarrolladores de proyectos a seguir su ejemplo y a buscar la sustentabilidad en las construcciones, no como una moda sino como la forma más eficiente de operar un edificio impactando lo menos posible al ambiente. Pero, ¿en realidad podrán las construcciones sustentables, la ingeniería verde, compensar el impacto que causan actividades como la desalinización del agua del mar? Porque no hay que olvidar que, a pesar de que día con día mejora la tecnología para disminuir los contaminantes que emiten estas instalaciones, el problema de los desechos y del impacto que le causan al ambiente aún no ha quedado resuelto, y es indudable que actividades como esta provocan desequilibrios que se van a dejar sentir antes o después, de modo que el reto hoy en día no es tanto encontrar una manera de que la desalinización sea económicamente viable sino, más bien, que sea ecológicamente viable. Aunque, tal vez, la única respuesta, por el momento, sea hacer como se hace en Dubái: tratando de compensar lo más posible el impacto ambiental con la utilización de los recursos de manera más eficiente y más sabia.